Frases Celebres

domingo, 20 de noviembre de 2011

Una-serie-de-milagros

¿Por qué la vida es una serie de milagros?

He despertado al amanecer con ésa idea. No se si sea por el frío del inminente invierno o la emoción del gran domingo que me espera o sea por el recuerdo de una gran alma que se nos fue en un día hermoso como el de hoy.

No lo sé. Lo cierto es que hoy desde que te levantaste todo es un milagro. Tu vida misma es un milagro y desde el principio lo ha sido y así siempre lo será.

Mi querida mamá me recuerda que cuando nací pesé 5 kilos. Por poco me asfixio por traer el cordón alrededor de mi cuello y mi padre vestido de charro (decía) ahí de seguro le habría metido un plomazo al doctor si nos pasa algo a mi progenitora o a mi. No se si por ello sea que me tocó ser mas mental que físico y mas perceptivo o sensible que la mayoría de los que conozco de mi edad. Siempre he creído que un gran milagro me puso en éste planeta y lo agradezco profundamente.


Ahora pienso en algo "cotidiano"... por ejemplo cuando sale el sol por el oriente. Soy un privilegiado por que siento el sol todas las mañanas al entrar por la mañana por la gran ventana de mi habitación y por percibirlo directamente cuando entibia mi cara. 

Parece una experiencia simple pero es posible gracias a una muy compleja interacción de factores profundos que se conjugan en un momento como este amanecer al escribir éstas líneas en esta computadora y en éste blogg. Una serie de factores que en éste caso, el del amanecer tan solo, apenas empezamos a comprender hace unos 500 años... Cuando Galileo y Copérnico se enfrentaban a los necios inquisidores.

Así como un milagro fue que dejaran a Sor Juana estudiar hace más de 300 años o que el Tibio Muñoz ganara su medalla de oro en natación en la olimpíada de México del ´68 hace cuarenta y pico.

Un milagro fue que viéramos al hombre llegar a la luna un día de julio de 1969 la familia reunidos alrededor de una tele al igual que millones en el mundo aquél día.

Y un milagro sin duda ver de cerca brillar al Papa Juan Pablo II y ponerse un sombrero de charro.

Un milagro ver a Saturno por un telescopio y a las estrellas fugaces en una madrugada.

Los milagros se nos suceden todos los días y tu no eres la excepción de la regla.

¿Cuantos milagros has visto en tu vida?

Recuerdo cuando mi hijo mayor, entonces de unos 4 años o menos me pidió ver un amanecer por que "nunca había visto uno". Y yo cumpliendo su deseo ésa madrugada lo cargué y lo llevé hasta la ventana para ver al sol salir. Algo tan simple es ya un gran milagro.

Y luego cuando un momento así, un amanecer, parece haber terminado... otra serie de milagros empiezan a acontecer... justo ahí frente a nosotros.

Aún la más ordinaria y elemental manifestación de vida en éste planeta que habitamos implica una serie de magníficos milagros que se suceden uno tras otro y de los que la mayoría de nosotros, por vivir en automático, no somos conscientes de que existen y se dan.

Recuerdo con cariño como mi hijo menor de brazos se maravillaba de la luna cada vez que tenía ocasión de verla llena en su magnificiencia. Yo me preguntaba lo que estaba pasando por su cabecita cuando decía: "luna, luna, luna" y volteaba maravillado con sus grandes ojos azules al cielo levantando la mano saludándola y señalando hacia arriba emocionado.

Recuerdo un milagro cuando yo tenía unos cinco años y en medio de la madrugada nuestros amados padres nos despertaron para que viéramos nevar enmedio de la calle en plena Ciudad de México en 1967.

Recuerdo años después a mi hermana menor Patricia bajando de la camioneta familiar y corriendo en la nieve del Popocatépetl hasta cási desmayarse por el esfuerzo.

Recuerdo a mi hijo mayor de apenas tres años tratando de atrapar una hoja cayendo de un árbol en el aire hasta que lo logró...

Recuerdo a mi hermana Sabina ganando la competencia "olímpica" de caminata en secundaria y a mi hermana Mariela con su equipo completo de volleyball.

La vida está hecha de instantes, de recuerdos, de momentos, de milagros.

Me acuerdo tanto cuando aprendí a andar en bicicleta "ya grandecito" auxiliado por mi hermano Miguel  como recuerdo como si fuese ayer a mi hijo de menos de 3 años repitiendo el mismo milagro, andar sin llantitas en su minibici, ante mis sorprendidos ojos.

Sorpréndete de la vida a tu alrededor. Aunque no vivas en la sabana africana o en la selva amazónica. Aunque vivas en una ciudad de cemento, humo, autos y gente. Los milagros están ahí frente a tí ocurriendo día con día.


Ver a mis dos hijos nacer son quizá los más grandes milagros de los que he sido testigo presencial. Dos veces en que vino Dios a sonreirnos y nos obsequió dos obras maestras a su madre y a mí. En ésos momentos y con la muerte de alguien cercano es cuando sientes precisamente la presencia de Dios entre nosotros.

Hay que apreciarlo todo, aunque nunca podremos apreciar por completo todo lo que se sucede a nuestro alrededor.

¿Alguna ves has visto de cerca a una hormiga que carga una hoja 1000 veces más grande que ella? Eso es un milagro.

¿Alguna vez viste a una ballena en el mar o a los delfines seguir alegres la lancha en la que ibas? Ese es otro milagro.

¿Alguna vez subiste a una pirámide y percibiste los milagros de las civilizaciones antiguas?

Milagros aquí y allá. Los hay de todos los colores, sabores y tamaños...

Milagro es ver un potrillo nacer o echarte por una gran tirolesa o subir a un globo aerostático o tirarte en paracaídas o contemplar la inmensidad del oceáno por primera vez.

Como milagro es ver a tus hijos nacer, caminar, aprender a leer, a cantar, a escribir, a nadar o a andar en monopatin o descender una calle en bajada de 30 metros sin caerse... o treparse al columpio y jugar con el subibaja. 

Como milagro es que 30 millones de habitantes de la Ciudad de México no hayan sucumbido a los efectos de la contaminación.

Como milagro es ver una lagartija haciendo las idem... o a las ardillas corriendo por un poste de luz en la jungla del asfalto o a tus párbulos sentados con Santa Claus, rompiendo una piñata o cantando a sus padres en Navidad en la escuela.

Milagro es encontrarte con juglares en la esquina. Con magos en los bares y con cirqueros ambulantes mientras esperas con tu auto en un alto.

Milagro es tu perrito que se ríe y te da la mano o la gran tortuga que sale en el jardín cuando le llevas su comida o el perico que se aprendió una canción.

Milagro es que estés vivo después de una terrible volcadura automovilística o que vuelvas a caminar, a hablar y a cantar cuando todos te daban por incapacitado.

Como milagro fue que tu tía, abuelo, tío, primo, hermana o vecino hayan escapado de terribles enfermedades mortales y estén vivos hoy para contarlo.

Como es un milagro la maravilla de tocar otras vidas. Los valores y lo que les transmitimos a nuestros semejantes y las cosas que pueden cambiar los destinos de ellos y de nosotros mismos.


Nunca entenderemos el complejo tejido en el que estamos inmersos. Y por ello mismo no hay límite en los tesoros que están ahí para nosotros, para atesorarlos, para compartirlos, para amarlos y para sorprendernos.

Aún cuando estés continuamente agradeciendo todos éstos regalos. Aún cuando todos los días haya algo por lo que sorprenderse y agradecer. Siempre hay algo mas por lo que puedes dar las gracias.


Y lo más sorprendente es que aunque digas que ya tienes suficiente de lo bueno de la vida tu nunca sabrás que tan bueno está todavía por ponerse todo.

Así que celebra los milagros que te suceden a cada momento conjuntamente con el milagro entero que ya es el que estés vivo hoy aquí y ahora. 

Y recuerda que lo importante es que te sientas bien. Aunque te equivoques mucho siempre habrá algo por lo que celebrar. Y lo primero es que estés vivo para contarlo, leerlo y compartirlo.

Es todo tan fácil cuando lo das por sentado. La vida es un lienzo que se pinta sin fin. Se pinta una y otra vez. Y justo el hecho de darla por sentada es en si misma algo grande y sorprendente.

Gracias a la vida por todos los milagros que nos has otorgado o permitido ver y por los que nos faltan todavía...

Hiram.